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10/12/15

quizás me equivoque

Quizás me equivoque a la hora de tarifar mis trabajos. Quizás vaya baja. No lo sé. Quizás nos equivocamos tanto en el pasado que ahora nos toca pagar las malas prácticas y pagar también el concepto que se tiene de nosotros, los arquitectos. Ya sabéis de qué hablo, siempre corre el rumor o nos precede la sombra alargada de precios altísimos por sólo mover un dedo, no digamos ya por hacer un proyecto. Intento no ser cara, tampoco regalar las cosas aunque a veces tengo la sensación de que sí lo hago. La verdad es que son tiempos malos para pedir precios que puedan realmente cubrir nuestros gastos. Una de las soluciones que creo hemos adoptado muchos es reducirlos, hasta niveles que antes ni hubiéramos imaginado. Antes todo o casi todo era a lo grande. Aunque también la devaluación de nuestra cartera con el cambio de pesetas a euro ha influido drásticamente en nuestro poder adquisitivo. Hoy hacía la cuenta de multiplicar por esos 166,386 para pasar de euros a pesetas y siempre acabas en la conclusión de 'pero si no es tan poco!!', pero lo que realmente pasa es que todo es muchísimo más caro en comparación. Nos la colaron y nos la dejamos colar y bien colada. Y después vino el bajón y salir nos va a costar muchísimo, si es que nunca lo conseguimos. Dejadme que todavía sea pesimista, aún por un tiempo más, que espero sea corto porque la luz aparece de vez en cuando allí al fondo. Parece detrás de un objetivo que se abre y se cierra al disparar fotos.



8/12/15

decisiones de antaño

El otro día estaba pensando en cuán curiosas son a veces las decisiones que la intuición te lleva a tomar en cuanto a lo que a la carrera profesional se refiere. Digo esto pensando en cuanto estaba decidiendo qué camino tomar cuando todavía estaba en la universidad pero ya en su trayecto final; cuando aún había contrato pero era un convenio entre la universidad y el despacho de arquitectura. Sólo por el suelo, sólo por esas losetas de pavimento hidráulico de las casas del Ensanche Derecho de Cerdà, del de esos edificios de viviendas que muchos han sido reconvertidos en sitio de trabajo más que de hogar, sólo por la calidez del ambiente pensé que sería un buen sitio para enlazar con la vida profesional real. La disyuntiva era eso, un taller de arquitectura pequeño, o bien una gran firma de consultores en instalaciones, una ingeniería para el que estaba optando a formar parte de su parte dedicada a la arquitectura de naves industriales y demás. Y así empecé con los despachos dedicados a la creación de grandes equipamientos deportivos, primero en uno pequeño luego en uno un poco más grande pero tampoco no mucho más. De ahí saqué el beneficio de las relaciones personales, el trato de tú a tú aunque ir a la obra era como tema tabú, pero eso fue así en todos los trabajos como estudiante en prácticas o como freelance. No quería hacer edificios fríos y sin personalidad, porque así tenía catalogados los edificios que son usuales en los polígonos industriales. Así también aprendí a pensar edificios y espacios para el uso de las personas y así, os confieso, acabé atreviéndome a ser usuaria también de los polideportivos, conociendo ya su funcionamiento. La vida es muy curiosa y estoy feliz por esa etapa de la vida, aunque fuera viendo como se marchitaba la actividad, primero en el primer despacho, luego en el segundo al empezar de verdad la vertiginosa caída del sector. La verdad es que había un gran déficit de equipamientos en todo el territorio pero quizás no se miraba lo suficiente en el dinero que suponía la puesta en marcha de cada uno de ellos. Aún hay déficit, seguramente, pero todavía no hay dinero suficiente aunque espero que no volvamos a cometer los mismos errores y que no vayamos de sobrados nunca más.


creo recordar que era de un tipo similar a este porque iba
perdiendo trocitos a base de pasar y pasar y de vez 
en cuando tocaba volver a poner a sitio algún cuadrado