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22/3/12

reportaje fotográfico del interior del pabellón de la República de 1937, reconstruido en la zona de Horta de Barcelona (obra original de Josep Lluís Sert)



El trabajo fotográfico forma parte de un ejercicio de la asignatura de dibujo I, dentro del primer curso del antiguo plan de estudios de la carrera de arquitectura impartido desde la universidad del vallès en sant cugat del vallès, para la que destinábamos cinco horas semanales repartidas en dos días, si no recuerdo mal. El coordinador de la asignatura era Lluis Bravo Farré y el profesor que me fue asignado era Josep Ramon Fernández Mira.

Los objetivos de la asignatura eran, según la guía docente que todavía conservo, ‘Aprender a mirar. Aprender el oficio de dibujar. Introducción a las técnicas y materiales. Introducción a la percepción, a la representación de la arquitectura real o imaginada a través de los conceptos de espacio y de luz.’. Los contenidos incluidos en ese resumen y que creo que eran aludidos mediante este ejercicio eran la ‘percepción sensible: textura-luz’ y el ‘espacio arquitectónico’, por supuesto.





Representó para mi ser la primera vez que me encargaban un trabajo de esta índole, y la primera vez que cogía la cámara con el propósito de retratar un elemento arquitectónico y la primera vez, también, que la cámara era el objeto escogido para dar mi ‘visión’ del mundo en clave arquitectónica.

Además el encargo tenía la dificultad añadida de usar la cámara con negativo en blanco y negro, cuando ya el color estaba completamente instaurado y a lo que mis ojos ya estaban plenamente acostumbrados. Todavía ahora, si me tuviera que enfrentar a un encargo de fotografiar en blanco y negro, me sería dificultoso, ya que todo cambia si se pretende ver en monocromía, las luces y las sombras cogen más importancia y el buen enfoque es esencial.

composición-resumen del trabajo realizado por rosamariagal en 1992


Sobre el pavellón de la República, he recogido varias informaciones publicadas en distintos libros, unos de la biblioteca de la universidad de arquitectura de barcelona y otro gracias a la biblioteca de can mariner de la diputación de barcelona, situada en el mismo barrio donde se reconstruyó el edificio y dónde tuvimos que acudir para hacer el susodicho reportaje.

De la publicación perteneciente a la colección de ‘4 Centenarios. Luís Barragan. Marcel Breuer. Ärne Jacobsen. José Luis Sert.’, de Antón Capitel y Josefina González y editado en Valladolid el año 2002, he extraído la siguiente información:

‘La (obra) más ambiciosa me parece, no obstante, la del Pabellón de España en la Exposición Internacional de París de 1937, proyectado con la colaboración -probablemente más teórica que real- del arquitecto madrileño Luis Lacasa. Eran ya tiempos de guerra civil. El optimismo autonómico de los años de la República debía ir quedando algo lejano.
Construido y proyectado con mucha rapidez y de forma modesta, el pabellón está realizado en una arquitectura más radical que en otras ocasiones, de esbelta estructura de acero y completamente acristalada, y especialmente atractiva debido a su configuración como un patio auditorio abierto y a la activa presencia de las comunicaciones verticales. Un afortunado y estricto racionalismo servía de marco a las obras de arte que cobijaba, entre las que el Guernica de Picasso hacía directa referencia a la tragedia bélica española, el final definitivo de la utopía moderna que Sert había vivido y protagonizado.’

Pertenece, según la publicación Josep Ll. Sert. Obras y proyectos de Jaume Freixa bajo la editorial Gustavo Gili (1979), a la etapa formativa - primeras realizaciones y que queda englobado en el período 1937-1939. Nota: Josep Lluís Sert estudió en la Escuela Técnica Superior de Arquitectura de Barcelona entre los años 1921 y 1928. Notable influencia de Le Corbusier (llegó incluso a trabajar en su estudio). 



Me parece interesante transcribir algunas de las notas de Josep Lluís Sert acerca de qué entiende él por arquitectura (que no sé nunca si poner con la primera letra en mayúscula o no..):

‘La arquitectura del pasado, los estilos históricos, no han sido el resultado de caprichos o fantasías. Eran la expresión de las características profundas de sus diferentes períodos y regiones, reflejaban la estructura social, los métodos de construcción, el empleo de materiales apropiados, las condiciones económicas y las aspiraciones espirituales.

Y continúa: ‘Nuestra época está caracterizada por un movimiento universal de renovación. Están apareciendo nuevas estructuras sociales. La sociedad moderna va siendo regida por las necesidades colectivas que tienden a uniformizarse a medida que los países alcanzan cierto grado de desarrollo. Estas demandas afectan a las fábricas, las escuelas, los centros deportivos, las viviendas, los centros cívicos, los medios de transporte, el tráfico y el urbanismo. Los nuevos procedimientos técnicos y los nuevos materiales se conocen perfectamente hoy en día entre nosotros. Debemos adoptar estos procedimientos y materiales en nuestros proyectos. La estructura de un edificio se modifica según los materiales utilizados.
Las condiciones económicas reclaman métodos de montaje rápido. La industria es capaz de responder a tales necesidades mediante la producción en serie de elementos y tipos. Estamos ante el umbral de un espíritu nuevo, una nueva manera de vivir tendente a la anulación de las costumbres y tradiciones. Para volverse más universal la arquitectura contemporánea debería configurarse de acuerdo con estos cambios.’

Otro fragmento: ‘Aplicar hoy en día los estilos históricos equivale a perpetuar las condiciones del pasado y negar nuestra época. En los estilos locales o regionales sólo son permanentes los factores relacionados con el clima. Las tradiciones locales, costumbres y procedimientos cambian con las épocas. Los elementos fundamentales permanecen, las formas secundarias pasan. Debemos tomar en consideración solamente los tipos arquitectónicos ligados al clima o a otros factores permanentes. Las construcciones meridionales, utilizando procedimientos para atenuar la radiación solar o difundir la luz deben prever la protección contra el calor y el deslumbramiento, mientras que las construcciones nórdicas utilizan grandes superficies acristaladas.’.

Me ha parecido interesante transcribir estos fragmentos porque creo que son totalmente actuales y todavía aplicables, viendo que estamos delante o siendo espectadores o actuantes en un nuevo devenir del hecho arquitectónico propiciado por la globalización, ese término que ya hace unos cuantos años que viene sonando en nuestras conversaciones pero que ahora más que nunca, es evidente su fuerza y arraigo en nuestro mundo gracias al despliegue de la otra gran herramienta de comunicación que es internet, la red.


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